No hay violencia que diluya la memoria
Por Julia Pascolini
Foto portada de nota: Ailén Montañez
Foto cuerpo de nota: Nicolás Mañes
La dictadura cívico/militar/eclesiástica y el patriarcado tienen mucho más en común que la matanza sistemática de personas: son reflejo del capitalismo y su control sobre los cuerpos. Las dictaduras en Latinoamérica fueron procesos de colonización, diferente nombre, mismo olor. El secuestro, violación y tortura de las compañeras detenidas desaparecidas y la posterior usurpación de las y los bebés de aquellas embarazadas no fue otra cosa que la represión sobre sus cuerpos políticos y el intento, FRUSTRADO, del control sobre la memoria, la verdad y la justicia.
Una rosa pulverizada
Una no me olvides en el cajón
Un sueño interrumpido
por el ruido de su voz
Un recuerdo frágil, irrompible
casi escrito en papel / intacto a mano
alzada
La ruptura de un cuerpo
marcado a fuego
imposible de romper
El olor de tu pelo en
el olor del que era su pelo
El color de tus ojos
idéntico al que llevabas en su vientre
No hay proceso en el mundo
que borre de tu sonrisa
el recuerdo intacto de
la suya
Aún cuando la violaran,
ultrajaran o torturaran
en busca de la información
que nunca les daría,
un hoyuelo de su comisura
seguía siendo
todo tuyo
Ojalá recuerdes cada día / cada día
en el olor de tus olores
en la melodía de sus canciones
en el relato de su lucha
el valor del vientre
que dio su vida
por la justicia social.