Un cross a la mandíbula
Por José Cornejo Pérez
Agencia Paco Urondo: ¿Es el boxeo la metáfora de la sociedad de Estado de Bienestar y utopía socialista perdidos, sobre el cual reflexiona en repetidas veces el entrenador?
Pacho O'Donnell: Como autor no me propongo apriorísticamente nada. No pretendo bajar ningún mensaje ni convencer de nada a nadie. Mientras menos aparezca el autor mejor será lo producido. Si hay metáfora es porque está en mí y surge espontáneamente. Cuando a Sartre le preguntaron sobre el arte comprometido respondió que la ideología del autor aparece hasta cuando relata un desayuno. Renato, mi protagonista, es un boxeador de medio pelo que ha conocido la miseria y la violencia paterna en su infancia, que ha pasado por cárcel, que ha sufrido un intento (¿frustro?) de violación por parte de su entrenador, Sócrates, con quien sostiene una relación de discusión permanente que disimula una ternura inconfesable. Sócrates es una antiguo militante comunista que añora ese mundo ideal que hubiera surgido del triunfo de la revolución y no se conforma con ese doble fracaso lacerante que confunde su vida con la política.
APU: La pregunta sobre la dignidad de los humildes tiene similitudes con la película de Clint Eastwood, Million Dollar Baby (Golpes del Destino). ¿Tuvo algún rol inspirador esa obra sobre la suya?
P. O’D.: Mi propuesta teatral fue incluir el cuerpo, la transpiración, el jadeo, el dolor, lo que no suele estar representado en los escenarios. De eso se encarga Ramiro Martínez, el excelente actor y formidable atleta que encarna a Renato, quien se sometió a un severísimo entrenamiento de boxeador, como si más que para una obra teatral se preparase para pelear en la Federación de Box. El no quiso “hacer” de boxeador sino “ser” boxeador para experimentar, por ejemplo, el dolor del cuerpo al día siguiente de una pelea, ya que se midió con sparrings con los que se golpeó sin timidez. Su actuación es descollante y la crítica se ha encargado de remarcarlo. Para el tema elegí una historia simple, típica de las películas de boxeo, se parece algo a Million dollar baby pero también a las de Rocky, a El luchador, y otras.
APU: En la obra hay una referencia velada a un potencial abuso del entrenador sobre su entrenado cuando era joven. ¿Qué buscó con esa alusión?
P. O’D.: Quise reflejar ciertas conductas personales que no responden a “morales” individuales sino a inducciones sociales clasistas. A la relación entre Sócrates, interpretado por el formidable actor Osvaldo Santoro, y Renato está incorporado el intento de violación, que no sabemos si se concretó o no, que reproduce la violencia de ciertas relaciones que espejan una violencia social asociada a la miseria y la degradación. Están de acuerdo en negarlo, tampoco sabemos si fue uno solo o más, pero que lo rememoran con humor y eso es una conquista del amor. De lo que se trata inconscientemente es de no poner en riesgo esa relación-pareja en que ambos se necesitan para estar juntos aferrados a esa tabla de naufragio.
APU: En el mismo sentido, el protagonista forcejea con su amante, quien amenaza denunciarlo por violencia de género al número telefónico 144. ¿Está haciendo una referencia al femicidio de Monzón?
P. O’D.: No. Aunque en Quinto round puede estar la clave de hechos similares al de Monzón. El boxeo encarna la violencia de la sociedad capitalista en la que el prójimo es siempre un adversario. Muy explícito en el ring ocupado por dos seres descartados por la sociedad, desesperados por su infortunio. Para ser boxeador es necesario el odio, odiar no quien el otro es sino lo que el otro representa. El boxeador debe odiar para justificarse en el cuadrilátero. Instinto asesino, le llaman algunos. Monzón decía que para poder pelear se convencía de que este tipo que tenía enfrente le quería sacar la comida a sus hijos. Entonces comenzaba su célebre tarea de demolición. El boxeador está construido de odio y cuando deja de odiar ya es un boxeador fracasado. Hagan el mismo ejercicio que yo: cuando miren una pelea de box por Tv fíjense bien en la actitud de los contendores al acceder al ring. Si están atentos a sus miradas, a sus movimientos, al saludo podrán hacer un diagnóstico muy probablemente acertado de cuál será el vencedor. Uno de ellos sube a ese escenario aterrador porque la realidad le ha impedido educarse, aprender un oficio, no sabe hacer otra cosa. El otro en cambio está allí para destrozar a lo que el otro representa, a vengarse de tanta afrenta, de tanta postergación, tanto desamparo, y en esa antesala del infierno alguno, como el Renato de mi obra, será capaz de rescatar dignidad y esperanza.
Ficha técnico-artística
Autoría: Pacho O´Donnell
Actúan: María Lía Bagnoli, Ramiro Martinez, Juan Carlos Ricci, Osvaldo Santoro
Escenografía: Jose Escobar
Iluminación: Ricardo Sica
Diseño: Juan Ignacio Tapia
Fotografía: Francisco Castro Pizzo, Juan Ignacio Tapia
Diseño gráfico: Pablo Bologna
Asesoramiento En Boxeo: Pablo Paoliello
Asistencia de dirección: Ana Sancho
Prensa: Marisol Cambre
Dirección: Gerardo Otero
Funciones: domingo a las 17:00h en Timbre 4 (México 3554, CABA).